martes, 29 de marzo de 2011

Segundo Comentario: Radio Educativa


En una sociedad influenciada por los medios de comunicación audiovisual y sustentada en la educación formal por la enseñanza del lenguaje escrito y audiovisual, se hace imprescindible recuperar la formación educativa en

las estructuras orales. La cultura auditiva ha sido la gran olvidada aún cuando es imprescindible en el desarrollo del lenguaje, como principal instrumento de acceso al conocimiento y relación con el exterior. En este sentido, la radio, como medio estrictamente sonoro y fuente de estimulación de la imaginación, que posibilita la capacitación en la escucha y el aprendizaje del lenguaje oral, se presenta como la fuente propicia para cumplir con estos objetivos formativos

Son muchas las ocasiones en que escuchamos referencias a que los niños de nuestro tiempo son hijos de la tan nombrada cultura audiovisual. Una nueva forma de acceso al conocimiento que implica que la mayor parte de la in

formación recibida durante nuestra vida diaria procede de fuentes con carácter audiovisual, es decir, deriva de la influencia directa de unos medios de comunicación que priman fundamentalmente el sentido de la vista. Lo visual se convierte así en la fuente sensorial básica desde la que percibimos y asimilamos los estímulos que nos relacionan con la sociedad. El niño de hoy ha nacido con la imagen; por ello entiende y domina a la perfección el lenguaje que emplean estos medios audiovisuales.

En pocos años, la aparición del cine y la televisión y la generalización de nuevas tecnologías como internet o los medios electrónicos han consolidado una cultura multimedia audiovisual que ha supuesto una transformación de los mecanismos de acceso al conocimiento, de las experiencias perceptivas y de los propios hábitos de conducta de los individuos. Esta transformación es evidente en nuestros días, puesto que la generación anterior a la de estos niños se ha educado en una cultura muy distinta. Por eso, muchas veces el padre no logra entender el papel preponderante de la televisión, el cine, internet o los videojuegos en la actividad diaria de su hijo. Las generaciones anteriores no son herederas de la imagen, sino de la letra impresa, una cultura con una larga tradición anclada fuertemente en la formación educativa. Han sido muchos años de educación volcada en las habilidades del lenguaje verbal y del conocimiento adquirido a través de la letra impresa, incluso en las generaciones actuales. Esa es la razón por la cual la preocupación pronto se hizo evidente en la escuela, y los educadores comenzaron a reclamar la incorporación de los medios audiovisuales a la enseñanza. Masterman, en su libro La enseñanza de los medios de comunicación”, desarrolla una metodología para aprender y enseñar los medios de comunicación, realiza un análisis de factores determinantes de los medios y una propuesta de futuro sobre la introducción de la enseñanza audiovisual en el currículo escolar

Con diferentes resultados, esta incorporación audiovisual se ha ido materializando en la formación educativa, porque se ha creado la consciencia de que el niño y el joven actual manejan un lenguaje totalmente diferente. Por lo tanto, en este momento, nos encontramos con padres que dominan el lenguaje escrito y con hijos que entablan su relación con el mundo a través del lenguaje audiovisual. Uno y otro resultan imprescindibles para alcanzar una capacitación plena de habilidades que permitan el desarrollo íntegro del individuo y faciliten su desenvolvimiento en la sociedad actual. Sin embargo, en este camino nos hemos olvidado de un aspecto importante. Entre lo escrito y lo audiovisual se encuentra lo auditivo. El aprendizaje de la comunicación oral es fundamental en la formación educativa, porque proporciona toda una serie de facultades que no desarrolla ni el lenguaje escrito ni el audiovisual:

Desde una perspectiva evolutiva de la conducta vocal, la percepción auditiva y el control del gesto vocal aparecen estrechamente relacionados en el hombre, y constituyen capacidades innatas que, al igual que otras actividades de la mente humana, son susceptibles de ser educadas y desarrolladas de un modo hábil y conveniente.

En este sentido, no debemos olvidar que la cultura, además de por vía escrita y audiovisual, continúa recibiéndose también por vía oral, auditiva. Es el lenguaje oral, siempre lo ha sido, nuestra forma principal de acceso al conocimiento. No sólo lo audiovisual es auditivo, sino que nuestras relaciones sociales en el día a día se producen fundamentalmente a través de la palabra hablada.

A pesar de ello, la educación en la escuela retrae la expresión oral. Convertimos así a los niños en analfabetos auditivos, en inadaptados expresivos, en deficientes orales. Se otorga la relevancia a lo visual y se relega la principal forma de expresión del ser humano: la oral y, con ello, la educación del oído:

En las aulas, se han dedicado muchas horas a la memorización, al trabajo escrito, a los exámenes de conocimiento, a los apuntes, a las pruebas, etc.; pero muy poco tiempo a enseñar a hablar, a expresarse en público, a discutir dialogando, a debatir sosegada y constructivamente, sin acritud, a emplear el lenguaje verbal como instrumento esencial y prioritario de la comunicación humana y formar valores, en los más variados contextos y momentos: desde la charla en público al debate, desde el monólogo interior hasta la intervención en un medio de comunicación.

En una sociedad en la que el lenguaje es la principal vía de comunicación, nunca lograremos una competencia comunicativa plena, que garantice la completa integración del individuo en el entorno, si olvidamos la educación auditiva y, con ello, la formación en el sistema expresivo oral.

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