lunes, 14 de noviembre de 2011

PRIMER PAPER: Géneros Radiofónicos, La rueda de la Gestión de Audiencias, La Luna.

El universo radiofónico ofrece en su amalgama de expresiones, un conglomerado constante y abundante de sentimientos, pensamientos y reflexiones, “la radio habla a la imaginación, a la emoción, y no sólo a la racionalidad. Un radioteatro o radiodrama con una historia, con una situación, con música, con sonidos, moviliza la participación de los oyentes mucho más que una monótona charla expositiva” (1). Esta responsabilidad sonora-emotiva se transmite de manera sistematizada, clara, jerarquizada y amena.
Es así como surge la discusión sobre su estructura; los géneros radiofónicos brindan el equilibrio armónico para los elementos del lenguaje de radio, determinando, al utilizarlos, la creación radiofónica. El lenguaje radiofónico por lo tanto debería enmarcarse como un “Conjunto de formas sonoras y no-sonoras representadas por los sistemas expresivos de la palabra, la música, los efectos sonoros y el silencio, cuya significación viene determinada por el conjunto de los recursos técnico-expresivos de la reproducción sonora y el conjunto de los factores que caracterizan el proceso de percepción sonora e imaginativo-visual de los radioyentes” (2)
Es por ello que la radio en general, con excepción de la educativa, comunitaria, universitaria y cultural, ha sido casi siempre concebida como un medio de información periodística; un puente simbólico de acercamiento y comunión entre personas alejadas; un vehículo para la compraventa de mercancías; un altavoz de noticias, de novedades musicales y publicitarias en sus programaciones. De ahí que quienes trabajan y viven de la radiodifusión, e incluso los teóricos de la comunicación, poco se han preocupado en su práctica profesional por conocer y explorar la dimensión artística y los recursos expresivos del lenguaje radiofónico
Además, debido al incremento abrupto de la producción radial, de forma empírica, improvisada y con cierto fundamento técnico; se ha relegado la importancia que ejercen los géneros radiofónicos en la producción radial. Los programas se estructuran, muchas veces, sin un horizonte de forma y fondo; las audiencias son tomadas universalmente, como si todas tuvieran las mismas características y necesidades, no se segmenta ni analiza el grupo con el que el medio radiofónico piensa trabajar sus espacios y géneros radiofónicos en su estructura. A todo esto Emili Prado, afirma que ha surgido una ruptura entre la teoría y la práctica profesional de estos géneros radiofónicos, a pesar de postular que estos tienen naturaleza flexible y cambiante. Enuncia por ejemplo, “La crónica ha desaparecido como género informativo, aunque en la radio se siga llamando crónica a la información de los corresponsales y al comentario realizado desde el lugar de los hechos” (3)
Se habla mucho de que los géneros radiofónicos deben alimentarse de la características de la audiencia para su elaboración ya que la forma en que una emisora es programada es la razón más importante por la que los oyentes sintonizan una estación o no lo hacen.
Para definir un determinado público no solo se deben tomar en cuenta los aspectos demográficos, de género o edad, como antiguamente se solía hacer; también es factible considerar el entorno, los usos del medio y los momentos del día en que se escucha la radio. “Cualquier formato exitoso satisface alguna necesidad o deseo de sus oyentes. Cuando mejor pueda el programador satisfacer ese deseo de la audiencia, mayor éxito tendrá la emisora al atraer al público” (4)
La formación de la audiencia, a partir de la elaboración de los géneros radiofónicos, es indispensable cuando lo que se requiere es, muchas veces, desarrollar una imagen de la emisora.
Aquí entra a tallar, con mucha fuerza, el periodismo participativo o de correspondencia. Algunos estudiosos lo denominan feedback, al considerar el quehacer radiofónico como un espacio de intercambio y retroalimentación de ideas o posturas sobre algún tema de interés común. El periodismo participativo comparte el interés por la conversación entre agentes pero supera la figura tradicional del periodista enfatizando la fase del proceso que afecta a la publicación por encima de la fase del proceso periodístico de la selección (propia de la figura del periodista)
Así es como resultan especialmente valiosas las experiencias periodísticas que no se conforman con producir material informativo al margen o contra los discursos dominantes, sino que apuestan por fórmulas de integración que aspiran a incorporar en los medios convencionales las aportaciones de la ciudadanía y los movimientos sociales a través de los nuevos recursos tecnológicos. Son medios que reconocen y aplican la siguiente máxima de uno de los máximos defensores del periodismo participativo desde el ámbito profesional: "Mis lectores, colectivamente, saben más que yo” (5)
En la misma línea Shayne Bowman y Chris Willis presentan en su informe “We Media” las valiosas ventajas de incorporar a los ciudadanos en la producción periodística:
La posibilidad para los lectores de que hagan comentarios.
La función de un filtro de noticias para noticias encontradas en la web a través de enlaces
El control de exactitud en la información publicada.
El enriquecimiento de fuentes e ideas para periodistas gracias a las sugerencias e historias presentadas por los lectores.
La posibilidad para que los periodistas le pidan sugerencias y correcciones al público.
De esta manera se esboza un concepto, que para estudiosos como Tumber, es considerado el antecedente del periodismo participativo, El periodismo Cívico. “El periodismo participativo, a diferencia del periodismo cívico, no tiene como ámbito de acción los propios medios, sino que sitúa su actividad en paralelo a los medios y a sus estructuras de poder. En este punto, aunque implica también un trabajo sobre la conversación entre quienes forman el público, se aparta del enfoque de este trabajo, que pretende avanzar en los cometidos de los medios, con la gestión de las personas que forman parte de los medios para la mejora de los productos periodísticos” (6).
Las incesantes fusiones y absorciones que han ido formando las poderosas y modernas industrias culturales han alimentado la creciente convergencia tecnológica que caracteriza a los enormes conglomerados mediáticos que hoy dominan el mercado cultural, marcado por los efectos de esta tendencia de integración tecnológica, multidimensional, transnacional, intersectorial y totalizante en la labor informativa.
(1) Mario Kaplún, Una pedagogía de la comunicación. Ed. De la Torre. Madrid
(2) Armand Balsebre, catedrático de Comunicación Audiovisual y Publicidad en la Universidad Autónoma de Barcelona, aporta esta definición en el libro que, precisamente, lleva por título El lenguaje radiofónico.
(3) Prado, Emili, Estructura de la información radiofónica, ATE, Barcelona., 1981.
(4) Schulberg y Schulberg, 1996, pag 52.
(5) Dan Gillmor, padre del periodismo cívico y ciudadano.
(6) BOWMAN, 2003

1 comentario:

  1. Víctor,
    Tus trabajos son buenos pero interminados. Debes mejor precisar el aporte final, aunque el proceso que sigues sí es aprovechable.

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